Bienvenido mi señor...
Bienvenido mi señor. Disculpe que le reciba con un día gris. Necesitaba estos tonos oscuros para mi obra. Olvidé por un momento su visita. Fue egoísmo, lo sé; pero las circunstancias apremian, no en vano pedí ayuda y clemencia y mis peticiones fueron escuchadas, así que la responsabilidad es mía, hágase su voluntad... Le echaba de menos. Mi anterior señor me dejó exhausta. Al principio fue bien, hasta generoso diría yo; pero sus últimos días fueron inciertos, dudosos, agotadores... Le echaba de menos mi señor, ¿Se lo había dicho? Un año es mucho tiempo para encontrarnos y ser los mismos. Recuerdo su aroma, su calidez, sus días intensos de luz y color, sus noches tranquilas y acogedoras, incitadoras de secretos alrededor de la hoguera. Le echaba de menos mi señor, como siempre ocurre, ¿Sí? Sus visitas se hacen cortas, no importa que se quede el mismo tiempo, cada año su presencia es menos notoria. ¡No! No es reproche, sólo es una observación con matices nostálgicos. Antes, recuerdo con ...