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Mostrando entradas de junio, 2020

"La razón es como una olla de dos asas; se la puede coger por la derecha o por la izquierda. Michel E. De Montaigne

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Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor. Cuando vieron la profundidad que tenía el hoyo, le dijeron a las dos ranas que para no sufrir tanto, se debían dar por muertas ya que no saldrían. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacía señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que era inútil seguir luchando. Pero la rana saltaba cada vez con más fuerzas y finalmente logró salir del hoyo. Cuando salió las otras ranas le dijeron: «que bueno que lo lograste a pesar de lo que te gritam

"Quien mira hacia adentro, despierta". Carl Jung

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C uentan que hubo un tiempo en el que los hombres eran capaces de entender el lenguaje de los animales y de los objetos. Fue entonces cuando un hombre escucho una extraña asamblea en una carpintería. Las herramientas habían decidido reunirse para arreglar sus diferencias.   Enseguida el martillo ocupó la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar.  ¿La causa?  Se pasaba el tiempo golpeando y, además, hacía demasiado ruido.  El martillo aceptó el reproche, pero pidió que también le llamaran la atención a la garlopa que hacía todo su trabajo en la superficie, nunca profundizaba en nada. La garlopa aceptó a su vez, pero pidió que expulsaran a los tornillos, dijo que había que darles muchas vueltas para que al final sirvieran para algo. Ante el ataque, los tornillos aceptaron si también se expulsaba al papel de lija, alegando que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.  Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera también exp

“Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”. – Benjamin Franklin

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Había una vez en un lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un jardín esplendoroso con árboles de todo tipo: manzanos, perales, naranjos, grandes rosales... Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices.   ¿Todos? ¡Todos no! Había un árbol que se sentía profundamente triste. Se sentía muy triste porque él no daba ningún fruto…   -No sé quién soy... -se lamentaba-.   -Te falta concentración... -le decía el manzano- Si realmente lo intentas podrás dar unas manzanas buenísimas. ¿Ves qué fácil es? Mira mis ramas, ¡están llenas de manzanas!   -No le escuches. -exigía el rosal- Es más fácil dar rosas. ¿Ves cuántas tengo yo? ¡¡Mira qué bonitas son!!   Desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser como los demás, cada día se sentía más frustrado. Un día llegó hasta el jardín la más sabia de todas las aves: el búho. Éste al ver lo triste que estaba el árbol le preguntó què l