El Yo
Hoy me levanté con ganas de ir de excursión. Cogí mi mochila nueva (regalo de cumpleaños), metí un bocadillo, una cocacola, una botella de agua, mi mantita regalo de Iberia y muchas ganas de perderme entre la naturaleza. Cuando iba a buscar a mi "pícaro moderno" que descansaba en el cuarto, sobre la mesilla de noche, recordé a mi "profe" de "Psicología de las Organizaciones", y decidí que sería más productivo llevármelo a él.
Y me fui al pantano...
El sol calentaba con fuerza mis pies desnudos y el resto del cuerpo envidiaba a éstos, que sin tapujos se exponían a los primeros rayos. Mis sentidos se empaparon de los sonidos, aromas y colores de este día tan especial. Una vez terminé de comer, metí la cabeza de lleno en la "Negociación". El tema resultó fascinante, y como no, una vez más, los libros que siempre me buscan cuando tienen que contarme algo, dejaron al final del capítulo, el mensaje para mí.
Y dice así...
Una pulga decidió trasladarse con su familia a la oreja de un elefante. De modo que le dijo a éste: "Señor Elefante, mi familia y yo pensamos mudarnos a vivir en su oreja, y he pensado que debía decírselo a usted y darle una semana para que lo piense y me haga saber si tiene alguna objeción que poner".
El elefante, que ni siquiera era consciente de la existencia de la pulga, no se dio por enterado; y la pulga, después de observar escrupulosamente el plazo establecido de una semana, dio por supuesto el consentimiento del elefante y se trasladó.
Un mes más tarde, la señora pulga decidió que la oreja del elefante no era un lugar saludable para vivir e hizo ver a su marido la conveniencia de una nueva mudanza. El señor pulga le pidió a su mujer que aguantara al menos otro mes para no herir los sentimientos del elefante.
Finalmente, se lo dijo con toda diplomacia de que fue capaz: "Señor Elefante, hemos pensado cambiar de vivienda. Naturalmente, no tenemos ninguna queja de usted, porque su oreja es espaciosa y confortable.
Lo único que ocurre es que mi esposa preferiría estar al lado de sus amigas, que viven en la pata del búfalo. Si usted tiene alguna objeción que hacer a nuestro traslado, hágamelo saber a lo largo de esta semana". El elefante no dijo ni palabra, y la pulga se cambió de residencia con la conciencia tranquila.
Si el universo no es consciente de tu existencia, ¡tranquilo!
Comentarios
- ¿Cuánto son dos más cinco?
- ¡Cuatro!
- Por el culo te la hinco
:)
Te cuento este chiste porque no estoy para filosofadas, ni para nada.
Mi niña linda, tengo muchas ganas de oir tu voz, así que cuando tengas un ratito de dos horas, házmelo saber y nos llamamos. Te echo de menos, lo sabes, ¿verdad?
Besos y besos,
Besicos
Yo no sé los demás, no sé el universo, pero yo me alegro un montón al saber de tu existencia.
Un beso y Buena Semana.
Me reitero en el anterior comentario. Yo también me alegro de saber de tu existencia.
Un beso
Que digo yo, con la facilidad del ser para olvidar y la conciencia de que el mundo no sabe nada de ti...que es lo que qeda?
La pata de un bufalo?
:P Bonito cuento!
Besos
Bonito el cuento de la pulga y el elefante, buena imaginación.
Saludos
Saludos.
Enfin te has pertechado para salir de excursión como una buena dominguera jajaja.
Que llevabas de calzado, tenis o bambas jajaja.
Besazos.
¡Un gran abrazo cibernético!
Con respecto al texto te cuento que no puedo juzgar ni al elefante que no notaba una pulga más en su cuerpo ni a la esposa pulga, chusma de la madre, que quería mudarse OTRA VEZ sólo para estar con sus amigas.
Besos
the-misty-night.blogspot.com
gracias