Las creencias



¿Qué pasaría si aquello que nosotros queremos afecta a aquello que nosotros creamos?
¿Qué pasaría si yo tuviera la creencia completa de que “no puedo”? ¿Puede esa creencia limitar las capacidades naturales de mi cerebro y evitar que algo que yo pudiera lograr, deje de hacerlo?

Desde el punto de vista científico, hoy se sabe que es así. Las creencias tienen la capacidad de crear realidades en el ser humano.

Pero, ¿Qué es una creencia?

Las creencias son certezas a nivel inconsciente.

En una conferencia Mario Alonso Puig, explicaba que a veces las personas vemos techos y creemos que esos techos no se pueden romper y esa creencia nos genera indefensión.

¿Qué pasaría si esos techos que vemos de cemento fueran de cristal? ¿Haríamos el esfuerzo de romperlos?

Y, la respuesta es sí. El ser humano podría transformar estos techos y romperlos, si no se limitase.

Mientras yo no cambie mi capacidad de observar, no dejaré de ver una realidad diferente”.

Tenemos más de una mente, tenemos dos, que deben de colaborar juntas. Pero muchas veces parece que combatieran entre ellas. Ya Sigmund Freud se dio cuenta de que había un plano en la propia mente que los médicos, los psicólogos, los psiquiatras, desconocían y empezó a acercarse a ese plano a ver que sucedía.El decía que los seres humanos no somos conscientes de lo contradictorios que somos con nosotros mismos. A veces queremos conseguir algo, pero no nos movemos y nos decimos: “¿Para qué?”, “¡Si yo no puedo!”, “sé que no lo voy a conseguir”. Y nos quedamos quietos. Y nos quedamos quieto porque no tenemos otra perspectiva para darnos cuenta de que somos nosotros mismo quienes nos estamos limitando.

Como decía, tenemos dos mentes.

La mente consciente, es aquello de lo que yo me estoy dando cuenta. Ejemplo: me estoy dando cuenta que estoy escribiendo. La mente consciente es un complejo sistema de información.

La mente inconsciente es una mente oscura, que trabaja por debajo de la consciencia. Es la que más afecta a la hora de aflorar nuestros recursos.

Dentro de la mente inconsciente está la mente repetitiva, es la que genera automatismos. Ejemplo:  tengo una reunión importante y no paro de decirme cosas, cosas que tengo que decir y cosas que no debo. Llega ese momento y ¡zas! Digo justo aquello que me repetí tantas veces que no diría.

Esta mente repetitiva nos anula, nos esclaviza.

Hay otra parte más profunda e intuitiva del inconsciente. Esta nos ayudaría, nos potenciaría, si conectásemos con ella. Funciona con un sistema en paralelo. Es decir, va cogiendo información de distintos sitios, sitios que aparentemente no tienen ninguna relación entre sí, y de repente encuentra una relación más creativa e innovadora que le da más valor a mi vida.

¿De dónde recoge toda esa información?

De ambos hemisferios. El hemisferio izquierdo, la mente consciente es incapaz de ver la relación, el hemisferio derecho ve la posibilidad de un triángulo. Por supuesto, yo no soy consciente de ese tipo de conexiones. A nivel inconsciente es esencial el impacto emocional para crear el vínculo.

Darse cuenta de que hay algo más que el muro que vemos, abre un nuevo mundo.

Como dice el Dr. Puig:

“Las fuerzas del corazón abren las puertas del inconsciente de par en par”

Y ¿cuáles son esas fuerzas?

Pasión, coraje, compromiso, determinación, persistencia y paciencia.

Hablando de certezas.... recuerdo un cuento, que dice así...


A un hombre le han contado que existe un árbol con la milagrosa facultad de hacer realidad todos los deseos del que se guarece bajo su sombra. Este hombre, después de años de encarnizada búsqueda, encuentra ese árbol.

Se sienta bajo él y piensa en una suculenta cena. De inmediato aparecen múltiples y maravillosos manjares.
Cuando de cansa de comer, imagina bellas mujeres. Aparecen entonces hermosas muchachas que le permiten satisfacer sus deseos.
Saciado de los placeres carnales, pide riquezas. Aparecen cofres llenos de joyas y monedas de oro.
El hombre comienza a temblar, temiendo que vengan a robarle sus tesoros. Entonces, aparece una banda de sanguinarios ladrones que lo cortan la cabeza y se llevan todo cuanto había acumulado.

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