“Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”. – Benjamin Franklin
Había una vez en un lugar que podría ser
cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un jardín
esplendoroso con árboles de todo tipo: manzanos, perales, naranjos, grandes rosales... Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices.
Un día llegó hasta el jardín la más sabia de todas las aves: el búho. Éste al ver lo triste que estaba el árbol le preguntó què le pasaba y el árbol desesperado le contó su tremendo problema.
El búho, que le había escuchado con mucha atención, exclamó:
"Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble. Tu destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esto es quién eres. ¡Sé quién eres!
Poco a poco el árbol fue ganando confianza y se fue sintiendo cada vez más fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser lo que en el fondo era. Pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Ahora sí. Todo era alegría en el jardín. Cada mañana, cada cual, celebraba su propósito en la vida.
Cuento
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