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Mostrando entradas de agosto, 2006

Un bello sueño tolteca

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(...) Te encuentras en un precioso día cálido y soleado. Oyes los pájaros, el viento y un pequeño río. Te diriges hacia él; en su orilla hay un anciano que medita y ves que, de su cabeza, emana una luz maravillosa de distintos colores. Intentas no molestarle, pero él percibe tu presencia y abre los ojos, que rebosan amor. Sonríe ampliamente. Le preguntas qué hace para irradiar esa maravillosa luz, y si puede enseñarte a hacerlo. Te contesta que hace muchos, muchos años, él le hizo esa misma pregunta a su maestro. El anciano empieza a explicarte su historia: “mi maestro se abrió el pecho, extrajo su corazón, y de él, tomó una preciosa llama. Después, abrió mi pecho, sacó mi corazón y depositó esa pequeña llama en su interior. Colocó mi corazón de nuevo en mi pecho, y tan pronto como el corazón estuvo dentro de mí, sentí un intenso amor, porque la llama que puso en él era su propio amor. Esta llama creció en mi corazón y se convirtió en un gran fuego que no quema, sino que purifica todo

Una noche de tormenta

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¿Alguna vez has escuchado en el silencio de la noche, lo que susurra el viento? Habla de historias pasadas, de heridas abiertas, de amantes y amadas, de amores prohibidos, de risas y lágrimas. Te cuenta lo que no sabes, se lleva dudas y esperanzas. Trae buenas noticias y arrastra malos presagios. La otra noche, estando acostada, oí el viento golpear insistente en mi ventana. El cuarto se iluminaba de vez en cuando por el resplandor de los rayos que cada vez mas se acercaban. A lo lejos se oía el romper de los truenos... ¡booommmm! Era como si el cielo se quebrase y herido por los rayos se encogiese y dejase brotar, primero lentamente, luego con mas fuerza, miles de gotas llenas de angustia. Me levanté. Una luz cegadora me mostró el camino. Empecé a caminar y me dejé guiar en el ruidoso silencio. El viento enfurecido arrastraba uno tras otro, nubarrones negros, repletos de gotas con ganas de protagonismo. Desde mi ventana vi algo espectacular. La furia desatada de la naturaleza, desbor

1, 2, 3, difícil... duro ejercicio

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"Cuando logro resistir la tentación de juzgar a los demás, los veo como maestros del perdón en mi vida, y me recuerdan que únicamente puedo sentirme tranquilo cuando en lugar de juzgar perdono” Gerald Jampolsky